Mi amiga Vanesa siempre me dice: ay Marie, vos no sos una mujer, sos un puto.
Finalmente, ayer a la noche, llegó la confirmación de sus dichos cuando vimos esta película con Barbra Streisand y me encantó a niveles de paroxismo.
Si al día de hoy, viéndola en una tele mientras comemos guiso de lentejas (es decir, no en el ambiente más convocante para las emociones) me impresionó tanto, no me quiero imaginar cómo debe haber sido verla en una pantalla gigante en 1968.
No creo que puedan surgir estrellas así en estos días, tan fulgurantes, hipnóticas, delirantes. Son otros tiempos.
Lo de ayer fue un descubrimiento; lástima que ya sé cómo termina la historia y la Barbra de hoy me resulta intolerable... pero esta Barbra:
no tiene parangón.
Aparte está Omar Sharif que es un churrasco tremendo.