El sábado, trabajar y nada de películas. En un hecho excepcional, fuí al teatro.
Me cuesta ir al teatro, no me engancho, me aburro, me distraigo. Esta vez la pasé bien, será que a Shakespeare no hay con qué darle, nomás.
Aunque por momentos Alcón se desboca y le sale el Pomelo de adentro.
El mejor es el rubio de la izquierda, el que estaba en Floricienta.
Domingo, lluvia, me cago en Dios, hay que quedarse adentro.
Primero, una miniserie de 3 capítulos, The Genius of Charles Darwin, presentada por Richard Dawkins. El genio de Charles Darwin fue realmente muy grande, les digo, qué hombre apasionante.
Después, How to lose friends and alienate people, una con Simon Pegg. No la mejor. Está bien, porque aparte están Kirsten Dunst, que me encanta, y Jeff Bridges en un papel muy muy bueno. Se deja ver.
Y para culminar el fin de semana a lo loco: una de Takashi Miike, Dead or Alive Hanzaisha.
Yo no sé qué consumen estos japoneses pero esa gente no está bien.