martes, 26 de abril de 2011
ROBERTA
Dios mío, ¡qué bodrio! Si no fuera por los -escasos- momentos fulgurantes de Ginger y Fred hubiera sido realmente intolerable. Los desafío a escuchar la voz cantante de Irene Dunne sin querer hacer la gran van Gogh.
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Randoplh Scott
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