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Dos razones para ver esta película:
1- transcurre, la mayor parte del tiempo, en Australia, un país que da miedo de tan bello. Por algo los animales más venenosos del mundo están en Oz, para recordarnos que la belleza duele.
2- Clive Owen hace de viudo sufrido y llora.
Debo confesar que lloré con él, haciéndome la que no... pero sí, me emocioné como una pelotuda. Al principio. Después decae.
Y uno de los pibitos que hace de hijo de Clive tiene una cara tan deforme que seguro va a salir en una de terror, pronto.